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Objetos de la re-existencia

  • Yudinela Ortega
  • Aug 15, 2015
  • 2 min read

También nosotros quemamos libros. Los leemos y los quemamos, por miedo a que los encuentren. Registrarlos en microfilm no hubiese resultado (…) Mejor es guardarlo todo en la cabeza, donde nadie pueda verlo ni sospechar su existencia. Todos somos fragmentos de Historia, de Literatura y de Ley Internacional, Byron, Tom Paine, Maquiavelo o Cristo, todo está aquí (…) Y cuando la guerra haya terminado, algún día, los libros podrán ser escritos de nuevo. La gente será convocada una por una para que recite lo que sabe y lo imprimiremos hasta que llegue otra Era de Oscuridad, en la que, quizá, debamos repetir toda la operación. - Granger en Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.


Si de los libros quedaran solo las cenizas como cuenta Granger, bastaría con leer los fragmentos en la memoria para volverlos a hacer, con todas sus letras y un poco más. Porque el recuerdo construiría lo conocido pero también la apreciación de ello. Entonces los devastadores ya no serían tan crueles, ni los consagrados, tan ingenuos. Hacen falta libros y documentos, sí, para aprender la historia, pero también para juzgarla, cuestionarla y saber vivirla en su presente. En el arte, los procesos de aprehensión y valoración de los sucesos se visualizan en el lenguaje de los signos y símbolos. Estos, en su consecuente identificación con la memoria colectiva, escriben la historia desde cuestionamientos, problematizaciones y reflexiones y no desde la impunidad de sus realidades. Entonces, la historia, además de asentarse en la percepción de cada persona que la vive o la investiga, se construye y consolida a partir de objetos.


En el arte cubano sobran los ejemplos de artistas con obras cuestionadoras de nuestro pasado y presente, desde una re-interpretación, re-presentación e hibridez intertextual de las narraciones del contexto. En esta muestra se presentan disímiles objetos cómplices de esas narraciones que han estriado nuestro flujo de pensamiento hacia razonamientos unilaterales. Pero sobre ellos los jóvenes artistas Iván Perera y Marlon Portales han re-escrito pensamientos aparentemente cotidianos e inocuos, sin cambios demasiado notables en su habitual estado, sin embargo cohabitan referencias a documentos históricos, epistemes sobre el poder eclesiástico, político y simbólico, discursos pronunciados por nuestros líderes culturales, fechas clímax, reflexiones del cine de Titón y otras que permiten desmaterializar el objeto de su coraza y hacer posible su re-existencia.


Perera y Portales desisten de «la quema libros» grangeriana: prefieren incidir en ellos, alterarlos sígnicamente y volver a leerlos. La empatía generacional que los (nos) une y sus circunstancias, desencantos, ¿conquistas?, cuestionamientos y metas se posan sobre un monto de historia, conocimiento y legado ya construido, pero apisonado cual pirámide mesoamericana. Lejos de destruir, revertir u obviarla, el deseo de recuperar sus elementos originales le convierte en objeto de su propia re-existencia y, como artefactos arqueológicos, comienzan a ser nuevamente observados. The left sentence propone justamente una relectura del «right sentence», de lo establecido y legitimado, removiendo sus convenciones y actualizando su estado.


Yudinela Ortega y Claudia Taboada

La Habana, Agosto 2015



 
 
 

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Ivan Perera is a contemporary Cuban artist who works with drawing, photography, sculpture, and site-specific. His works, influenced by literature, pose questions about power, faith, death, and the body.

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